De ascuas y sardinas (*)

espetos-3

Semana intensa la que estamos viviendo en Marbella: junto al cambalache de poltronas al que estamos asistiendo en toda España incluyendo nuestro pueblo, por estos pagos andamos además de feria y en las ferias ya se sabe: ruido, excesos sin cuento, vano intento de ocultar las penas por unos días a costa de lo que sea, gasto sin control, resacas de antología, desahogos de portal o de arcén y promesas de paraíso eterno. Las campañas electorales, los trueques posteriores y las ferias patronales son tres acontecimientos en donde la mentira se adueña del paisaje y del paisanaje y aquí nos han llegado todas juntas.

En cuanto al lado político resulta grotesco e indignante que formaciones políticas que han obtenido las migajas del festín electoral tengan en su mano la decisión inapelable de la que dependerá el futuro de regiones y ciudades durante nada menos que cuatro años. Y como aquí cada cual interpreta el mensaje de la ciudadanía a su única conveniencia, lo que ésta ha votado vale igual para un roto que para un descosido, para justificar el gobierno del partido mayoritario cuando conviene o para constituir administraciones con más ingredientes que un gazpachuelo aunque sean tan incompatibles como el alcohol con el volante.

Parece que lo traemos de fábrica porque no se da solo en la gestión de la cosa pública. Ante cualquier decisión ajena o asunto con proyección social o sin ella de los que nos llegue una brizna de información tomamos rápidamente partido, desde nuestra sardina bien arrimada al ascua, para hacer leña del árbol caído, envolvernos en la bandera de la indignación si es la que nos favorece o ponernos a la cabeza de la manifestación si con ello intuimos sacar tajada. No importa escuchar a las partes implicadas cuando hay más de una, no importa conocer las razones o argumentos de quien peor nos cae: leña al mono que es de goma. Intentar conocer la verdad es tedioso y costoso en los tiempos del Twitter y del WathsApp. Además: la verdad… ¿para qué?, ¡con lo bien que nos sienta esta mentira… o aquella o la de más allá!

No es de extrañar que uno de los procesos más difíciles para quienes siguen el programa terapéutico de Proyecto Hombre sea la exigencia de no mentir nunca, de decir en cada momento la verdad así beneficie o perjudique. Incluso a quienes convivimos con estos jabatos de la superación nos sorprende, en ocasiones, la valentía de la que hacen gala en cada momento sólo con cumplir cabalmente este elemento de los muchos que conforman su sistema de salvación.

No estoy libre de pecado pero permitidme que en esta víspera del patrón San Bernabé, nombre que significa “el esforzado, el que anima y entusiasma”, os proponga prudencia en el juicio, magnanimidad en la sentencia y veracidad en la difusión.

(*) Por Luis-Domingo López. Se emite hoy por Onda Cero Marbella.