Jaime Molina te queremos

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Eso es lo que la chavalería de nuestro CIS de la Patera le escribieron a Jaime Molina, hasta la semana pasada entrenador del Marbella FC, en una camiseta de PIVESPORT que le regalaron con todo el cariño. Jaime lleva entrenando altruistamente a nuestros rapaces participantes en este programa todos los lunes por la tarde. Cuando el Marbella nos dijo que no nos preocupáramos porque tendríamos un entrenador de fútbol este curso nunca soñamos que fuera el titular del equipo de 2ª División B. Ahora que el club ha decidido prescindir de Molina por una sucesión de resultados adversos, él ha decidido que quiere seguir compartiendo esa hora y media semanal de auténtica transmisión de valores éticos y sociales por medio del deporte que es la misión de PIVESPORT.

 

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Jaime Molina vino la temporada pasada con el capitan del equipo, José Trujillo, a dar una charla a nuestros menores y ellos ya no lo olvidan. Dejó una huella de bonhomía, liderazgo moral, acercamiento afectivo y simpatía personal que a partir de aquella tarde y durante todos los partidos posteriores a los que acudimos al estadio municipal, los gritos sinceros de ¡Jaime, Jaime, Jaime!, estallaban en las tiernas gargantas de este improvisado club de fans.

 

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Jaime Ramón Molina Mata nació en Estepona hace 45 años, aunque de inmediato vino a vivir a Marbella y ejerce como marbellero dentro y fuera de esta tierra. Ha jugado en equipos de Málaga, Mérida, Las Palmas, Barcelona y Soria. Ha entrenado al Mérida, Los Barrios, Vilanovense, Atletico Malagueño, UD Estepona y Marbella FC, al que ascendió a 2ª División B la pasada temporada. Y con ese palmarés a sus espaldas “le peta” venirse hasta La Patera todos los lunes para entrenar en las pistas del colegio Antonio Machado a media docena de guajes que todavía no se lo creen.

 

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En Horizonte ocurren cosas así: a veces perseguimos objetivos desesperadamente y nunca llegamos a alcanzarlos. Otras veces nos llegan regalos que apenas pudimos soñar. Así hacemos camino, al andar machadiano, procurando volver poco la vista atrás; sólo para no incurrir en los mismos errores. Lo que escribieron esas pequeñas manos más acostumbradas al teclado que al bolígrafo encierra una profunda verdad: ¡Jaime, te queremos!

 

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