La solución siempre está en el centro

Por Luis-Domingo López (Secretario General de Horizonte Proyecto Hombre Marbella)

Miembros de la Junta Directiva de Horizonte Proyecto Hombre con la Medalla de la Ciudad de Marbella 2020

No hablamos de política, donde tampoco nos vendría mal huir de los extremos; hablamos de personas, de sus males y de sus bienes. De sus padecimientos y las soluciones. Con motivo de la celebración del Día de Andalucía, el Ayuntamiento de Marbella, que representa al pueblo, ha otorgado reconocimientos a tres personas y otras tantas entidades. Una de estas ha sido Horizonte Proyecto Hombre Marbella, muy conocida por sus tradicionales rastrillos bimestrales en La Alameda pero quizá menos por lo que desde hace casi 40 años viene haciendo para combatir sufrimientos de indescriptible intensidad.

Cuando los fundadores de Horizonte pusieron en marcha su acción, acababa de nacer la década de los 80, la de la movida madrileña y la explosión de las libertades tantos años reprimidas. Pero también la de los estragos de la heroína inyectada y la aparición del sida. Nada es perfecto y los 80 no fueron excepción. Aquellas plagas dejaron mucha muerte, dolor, violencia, y también vergüenza porque eran dramáticamente visibles. A la heroína le sucedieron otras drogas psicoactivas; las más conocidas, los derivados del cannabis, la cocaína, las mezclas de laboratorio y, por supuesto, siempre a la cabeza, el alcohol. 

Con el cambio de siglo y de milenio se fue produciendo la revolución tecnológica pasando del ámbito empresarial al doméstico. Los teléfonos móviles empezaron a añadir utilidades hasta llegar a hoy cuando para lo que menos se utilizan es precisamente para hablar por teléfono. Tecnología que nos iba a resolver todas las penurias y necesidades pero que en su reverso traían también la trampa: acabar esclavos de ella. Las pantallas, de mayor o menor tamaño, desde los grandes plasmas a los minúsculos móviles, se adueñan de nuestra atención por encima incluso de las relaciones personales.

¿Hay muchas diferencias entre aquellas desgraciadas criaturas que se pinchaban heroína en cualquier portal y los jóvenes, y no tanto, que hoy desgastan sus pulgares e índices tecleando o deslizándolos sin cesar por una pantalla? Sólo una: el objeto de su adicción. El origen, la raíz es la misma: el conflicto emocional interno; el centro de la persona. Que también puede expresarse en trastornos de la alimentación, abusos o violencia en la escuela o la familia, dificultades de comunicación… incluso estados de ansiedad reiterados.

De ahí el titular de esta breve reflexión: la solución siempre está en el centro. Poner paños calientes o cubrir la herida no hace más que dificultar la curación. Por eso, agradecemos sin falsa modestia la entrega de la Medalla de la Ciudad 2020 a Horizonte Proyecto Hombre porque, aparte de las personas que la integramos hoy, durante estos casi 40 años cientos de personas: socios, voluntarios y profesionales han dado lo mejor de sí mismos para mitigar el sufrimiento de quienes ha acudido a ella. Y esperamos poder seguir haciéndolo por muchos años más, adaptándonos continuamente a los cambios de la sociedad y de los síntomas que la atemorizan, convencidos de que lo que, para entendernos, podemos llamar el corazón humano es permanente y ahí es donde hay que trabajar. No es fácil, no es imposible. Lo demostramos cada día.