Lo que no suele verse de un Rastrillo
Domingo 5 de febrero, 8 de la tarde, hace una hora que el Parque de la Alameda dejó de recibir luz solar. Las campanas de la parroquia de La Encarnación convocan a la última misa del fin de semana. Hace una hora que 60 voluntarias, de una edad media que ronda los 66 años, comenzaban a recoger lo que con mucha más energía y menos agujetas desempaquetaban a primera hora de la mañana. Los tres camiones cargados hasta arriba habían salido de los almacenes de Horizonte camino del parque antes de que amaneciera con todo lo que durante un par de semanas se había estado clasificando y empacando para un nuevo Rastrillo solidario.
La campanilla que trata de levantar los ánimos y contrarrestar las artrosis cada vez que se superan mil euros de venta hoy solo había tocado seis veces; caras con indisimulada sensación de fracaso: en febrero del año pasado sonó hasta ocho. Si parecía que la crisis había terminado, si no ha llovido, si apenas ha soplado viento, si ha lucido el sol, si lo anunciamos como siempre… Cosas que pasan. Ahora toca la dura rutina de cada domingo de rastrillo: una vez que las responsables de las secciones han vuelto a meter cuidadosamente en cajas todo lo que no se vendió, hay que cargarlas en los camiones de vuelta al almacen, plegar mesas y sillas, transportarlas, limpiar el parque para que ni se note que fue ocupado durante el día por una panda de locos que siguen pensando que todo esfuerzo se justifica para hacer pasar la barrera del dolor a la esperanza aunque sea a un solo joven, a una sola familia.
Al menos hoy parece que se han llevado pocas cosas sin pagar. ¿Cómo?, ¿que hay quien os roba mercancía? No, aquí nadie roba, simplemenete se las llevan sin pagar, quizá lo necesiten más. Nunca se sabe la tragedia que puede arrastrar consigo cada ser humano. Los huesos molidos le dan a estas horas de la noche una belleza serena y misteriosa. Quedan todavía muchas horas por delante para el último turno. Mañana es lunes. El 2 de abril acabaremos más tarde, ya estaremos en horario de verano. Volver a empezar.
Andres
6 febrero 2017 @ 18:55
Bravo. Mil veces bravo.
Salvador
7 febrero 2017 @ 16:09
Es asombroso. Que sería de horizonte sin esos voluntarios. Felicitaciones a todos por vuestra generosidad
Jose
10 febrero 2017 @ 12:13
Está muy bien que a través de esas imágenes y palabras se pueda ver el esfuerzo que supone la realización de un rastrillo. Nadie puede imaginar el trabajo, ilusionante, la organización, etc para conseguir recaudar soluciones a problemas personales y sociales. Bravo por todas las personas que lo hacen posible.