Pues claro que otro mundo es posible
Será posible aquel mundo que deseemos con fuerza y por el que luchemos como sociedad. En realidad el mundo de hoy es el que se gestó ayer y el de ayer el que se había engendrado antes. El mundo no es estable, la Tierra baila sobre sí misma moviendo los volantes coloridos de su traje de gitana y simultáneamente, sin perder un minuto, zascandilea alrededor del astro Sol mostrándole ahora sus ojos saltones y más tarde las nalgas trémulas.
En el mismo tiempo que comprende el ciclo de la educación infantil, seis años, hemos pasado del despilfarro exultante al husmeo en los contenedores, de considerar algo propio de cobardes el poseer sólo dos viviendas a averiguar por el hueco de la persiana cuántos son los que vienen a desahuciarnos. El mundo gira sin pausa y los pueblos son tiovivos que perdieron el mando a distancia sin saber quién se lo quedó.
Del no nos moverán al otro mundo es posible siempre hubo alguien que sintió en el cogote la espuela del caballo del poderoso pero ese alguien nunca lo contó cuando iba subido en la grupa pisoteando a otros que cayeron después o que, coetáneos suyos, no llegaron a levantarse nunca. La historia de la humanidad es la sucesión de luchas entrecruzadas: por la supervivencia, la comida, el ganado, el territorio, el dinero y, al final, siempre, por el poder. El poder ignorante que nunca acaba de entender que cuanto más se tiene más desazona su pérdida.
En este último pensamiento de 2013 compartido con vosotros quiero atiborrarme de esperanza, empacharme de fe en mis semejantes, convencido de que hoy más que nunca seremos capaces de elegir el futuro que soñamos. ¡Que no es tan difícil, pardiez! Es que cuando hablamos los unos con los otros lo tenemos tan claro que hemos de averiguar dónde se rompe la maroma de la que parecemos tirar todos en la misma dirección. No todos, no; los de arriba tiran en la suya y los de abajo en la nuestra y aunque somos muchos más tenemos las manos encallecidas mientras ellos utilizan grúas. Siempre igual, siempre ellos y nosotros, los de arriba y los de abajo. ¿Cuántos de los de arriba nacieron ya en lo alto? ¿Cuántos de los de aquí abajo no andamos a codazos a ver si alcanzamos la grúa y nos cambiamos de nivel? Entonces más parece difícil que sencillo, ¿no?
Pues no. Hoy disponemos de más información y conocimiento del que somos capaces de gestionar y la información es poder. Por eso estamos asistiendo a enormes paradojas y grandes contradicciones. Los países se agrupan en mercados y organismos supranacionales y a la vez regiones de esos países, bien cerca las tenemos aquí, pugnan por empequeñecerse y distinguirse del vecino. Consorcios financieros transnacionales presionan a gobiernos legítimos para conseguir sus propios objetivos expandiéndose como lava de volcán por las laderas de todos los continentes, al tiempo que pequeños grupos nacen y desaparecen por doquier para reventar decisiones de poder o reivindicar cambios ad hoc. Las redes sociales compiten en sus convocatorias y divulgación sin apenas tiempo de reacción por los poderes tradicionales. ¡Puro torbellino! Los niños ya enseñan a los adolescentes el manejo de las tecnologías más cotidianas y estos consideran analfabetos a sus progenitores que aun están en la plenitud de la madurez, mientras los abuelos, octogenarios y nonagenarios, se llevan a las mil maravillas con sus nietos y juegan con ellos ante la tableta, el móvil o el dron. Paradoja, contradicción, movimientos centrífugos y centrípetos. ¡Todo en revisión, la casa patas arriba!
Sueño con que esta revolución global, sin flechas, arcos ni sables, sea el preludio de un tiempo radicalmente distinto a cuanto conocemos, en el que cada individuo encuentre su razón de vida y sea capaz de hacerla compatible con las de otros a quienes se unirá libremente para alcanzar pequeños logros que, circulando en red, no en figura piramidal, vayan construyendo un mundo, una conjunción espaciotemporal con cabida y oportunidades para todos, donde arriba y abajo sean posiciones relativas y cambiantes, el poder lo gestionen quienes sean comisionados temporalmente para ello y los controles cruzados impidan que devenga en abuso y explotación de unos sobre otros. Así lo sueño y por ello lucho. Feliz 2014.
Luis-Domingo López. Publicado hoy (23-12-13) en la edición impresa del Diario SUR
Jose
23 diciembre 2013 @ 17:50
Magnífico artículo. Felicidades.
Andres
23 diciembre 2013 @ 19:09
El artículo tiene que ser muy bonito porque no entiendo nada.
Adelaida
24 diciembre 2013 @ 12:50
Sigue soñando…
Os deseo el año que viene sea mucho mejor para todos.