Se acerca la primavera (*)
Pasado mañana viernes, cuando falten 15 minutos para la media noche, entrará la primavera, llamada también equinoccio, del latín aequinoctĭum, que quiere decir que la noche tendrá la misma duración que el día, lo que ocurre dos veces al año: cuando comienza la primavera y cuando lo hace el otoño, y sucede así porque el sol se halla en la línea del Ecuador lo que iguala las noches y los días en ambos hemisferios.
La primavera la asociamos con el comienzo de la vida: los árboles y plantas vuelven a producir hojas y frutos, las cosechas brotan tiñendo de verde la tierra, la mayor parte de los animales entran en período de celo, apareamiento y cría, las hormonas enloquecen, nos desprendemos de ropas y comienzan a dorarse las pieles lo que nos hace a todos más atractivos a las miradas propias y ajenas y, por si fuera poco, en nuestra tierra celebramos coincidiendo con la primera luna llena de primavera la fiesta más tradicional del año: la Semana Santa, con todo el derroche de arte, magia y fascinación que nos regala.
Si el cambio de año y el término del verano son momentos de hacer balance y marcarse propósitos para la nueva temporada, sea el año natural o el curso lectivo, propongo que aprovechemos esta llegada de la primavera para hacer una evaluación sincera de cómo llevamos el cumplimiento de esos propósitos que a buen seguro nos hicimos en septiembre y en enero. Establecer metas y adecuar a ellas nuestro vivir es lo que nos diferencia de las demás especies y lo que nos permite llevar una vida con significado pero la fuerza de las rutinas es fuerte y empecinada por lo que hay que confrontar en qué medida nos hemos acercado a los buenos propósitos o nos hemos entregado de nuevo a los viejos patrones.
Los pensamientos, por bien intencionados que sean, vuelan con facilidad. Yo sugiero escribir en una simple hoja dos o tres deseos fuertes de cambio en nuestra vida, no más, y volver a ese papeluco que habremos guardado en nuestro rincón más protegido, para comprobar con valentía cuáles, si alguno, hemos sido capaces de satisfacer. Si hemos fallado en todos, no decaigamos, ajustemos lo preciso, potenciemos los incentivos que esperamos conseguir con el cambio y minimicemos los obstáculos que nos dificultan el camino. No me canso de repetirlo: elijamos la vida que queremos vivir y esforcémonos en ello con denuedo porque, de lo contrario, nuestra vida solo responderá a expectativas ajenas. ¡Bienvenida primavera!
(*) Por Luis-Domingo López. Se emite hoy por Onda Cero Marbella.
Teresa Gomez
18 marzo 2015 @ 23:28
Luis, como siempre, me encantan tus reflexiones.
Tomaré nota y aceptaré este reto.
Gracias por compartirlas !!!