Sentimientos y emociones

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Por Luis-Domingo López. Emitido hoy, 9-4-13, por Onda Cero Marbella.

Llega inexorable la semana grande de Andalucía y de España. Nos atropellan los días y reaparecen las emociones y los recuerdos evocados por olores, sonidos y sabores. Olores de azahar y primavera, sonidos de campanas, tambores y trompetas, sonidos también de cadenas y saetas; sabores de torrijas y potajes de vigilia. Llega siempre con un regalo de mayor cuantía: la luna llena de primavera. Se crea o no se crea en el misterio que se repite año tras año en cada rincón de esta vieja península que algunos se empeñan en desgarrar a su antojo y conveniencia no puede evitarse, ni falta que hace, la emoción desparramada y compartida.

Aquellos lutos harapientos, de negro y morado, aquellos silencios eternos y amenazas de diablos sádicos de fuego y tridente de nuestra infancia, han ido dando paso al color de arco iris infinito, a músicas sin censura, a perdones por doquier, a viajes sin fin de sur a norte y de este a oeste, del pueblo a la ciudad y del asfalto al pinar, a la exhibición legionaria con licencia de lascivia, al barroco invasor y exuberante, a los vahídos de incienso, a las bandas de uniforme, a las mantillas de encaje, a las carreras en grupo buscando el mejor encuadre ante el trono de Cristo, Virgen o Misterio. Ya todo es algarabía, fiesta, estética a borbotones.

Zamora, León, Salamanca, Valladolid, Calanda, Sevilla, Jaén, Cádiz, Granada, Córdoba, ¡Málaga!, ese pedazo de trono de La Paloma con arbotantes chulescos, ese Cautivo de túnica movediza, esa imponente Cena de 13 hombres que huele a pan de centeno… ¡Y Marbella! ¡Ah! ¿Pero en Marbella también se celebra la Semana Santa? ¿Qué si se celebra? Más que las noches de verano entre gala y Starlite. Más que los yates de eslora inabarcable y los coches de cilindrada millonaria. La Semana Santa de Marbella es la semana grande de los sentidos.

El casco viejo y la muralla, el castillo, Puente Málaga, la Alameda, el encuentro en Los Naranjos, la calle Ancha y su plaza flamenca del Santo Cristo, la bajada del Calvario… Churros, chocolate, boquerones victorianos, espetos y puntillitas, una cenita en Ojén, una subida hasta Istán, las noches de luna llena, el paseo a reventar, las terrazas hasta arriba, amores que nacen, vidas que empiezan, promesas que volarán, algún exceso sin duda, todo cabe y todo encaja en la semana más grande de esta ciudad de alma grande.