“Tú sigue en tu muerte”

El demoledor testimonio de una persona graduada del Programa Base de la asociación Horizonte.

¿Quién era yo? Era un hombre de 34 años, casado, con dos hijos. Un hombre con familia y un trabajo fijo. Era feliz, consumía cada día y bebía cuando podía (que solía ser casi siempre). Pero tenía familia y un buen trabajo. Como todo el mundo ¿No? Si total, a mí me iba genial.

¿Que mi mujer lloraba y mis hijos apenas me veían? Bueno. ¿Que había destrozado a mi madre y no tenía amigos? Bueno. Todo servía, todo valía porque era un adicto. Lo primero era mi consumo, después, el resto. Y es duro darse cuenta, pues la mayoría preferimos engañarnos a aceptar la dura realidad: que estamos enfermos y destrozamos todo lo que tocamos. Vivimos a base de pedir perdón, jurarnos que será la última y estar pensando en la siguiente.

Aclararé que si habéis pensado que esas palabras “feliz” puestas arriba eran ciertas, estáis errados. Mi vida en esos días no podía llamarse vida. No solo le estaba robando el tiempo a mis hijos y mi mujer, me estaba destrozando a mí mismo cada día.

Mi llegada a Horizonte Proyecto Hombre Marbella fue fortuita. Fue de esas veces que la mejor persona del mundo, mi esposa, me dijo, “Chico, hasta aquí. Tus hijos y yo seguimos en la vida, tú sigue en tu muerte”. Joder, ahí dije que algo no debía ir bien del todo.

Desde el primer día fui acogido y tratado por especialistas en ese ambiente familiar que han conseguido en sus instalaciones. Noemí, María, Jaime, Carmen, Diego y todos los voluntarios y voluntarias, sin olvidar los monitores como Casilda, Fernando y Cristian.

Ahí te enseñan valores olvidados y te quieren tal como eres, sin máscaras. Da igual si eres hijo del presidente o estás en la calle, la familia está ahí pase lo que pase. Gracias a ellos y mis compañeros, sin olvidar mi preciosa familia, que me apoyó en cada escalón de este ascenso, he conseguido encontrar un mundo mejor. Una vida mejor. Me he encontrado a mí mismo, libre de cadenas.

Describir la experiencia durante estos dos años llevaría un libro y un pequeño relato, así que lo resumiré diciendo que ahora soy realmente feliz. ¿Por qué? Porque me quiero a mí mismo y me respeto, y gracias a eso, puedo querer a los demás. Porque disfruto cada día con mis hijos, compartiendo tiempo real con ellos y, ahora, puedo compartir mi vida junto a mi esposa, que tanto ha luchado por mí. Porque disfruto de mis obligaciones y mi ocio. Porque cumplo sueños y no dejo de marcarme nuevas metas.

La vida es una lucha constante y si algo aprendí de Horizonte Proyecto Hombre es que merece la pena vivir, da igual cuanto sudes. A mis 36 años ahora gozo de las pequeñas y grandes cosas junto a familia y amigos, y gracias a las enseñanzas de la familia de Horizonte, me siento pleno.

Se despide un hombre agradecido. Se despide un miembro eterno de vuestra familia.