Un poco de aburrimiento es bueno y necesario

Los animales nos enseñan la virtud del aburrimiento

Define la Real Academia Española como aburrimiento: cansancio o fastidio, originado generalmente por disgustos o molestias, o por no contar con algo que distraiga y divierta. La primera parte de la definición es inevitable, a todos nos sobrevienen situaciones no deseadas que nos producen disgusto o nos molestan. Es en la segunda parte en la que queremos centrarnos en esta breve reflexión por cuanto parece que debería describirla la Academia como en desuso.

¿Quién soporta en la actualidad unos simples minutos sin hacer nada? Si incluso en situaciones de actividad, como puede ser una conversación entre dos o más personas, sobran las ocasiones en las que simultáneamente se está pendiente del mal empleado teléfono inteligente (smart phone). Se usan estos y otros artilugios en cualquier situación sea la adecuada o no: en los transportes públicos, en las reuniones familiares, de amigos o formales, caminando por la calle, conduciendo, en la playa, en el trabajo, en la escuela y la universidad, en las salas de espera de las consultas médicas o de cualquier profesional y hasta en los hospitales.

Pareciera que hoy en día si alguien se encontrara unos minutos a solas consigo mismo se perdería en su propio abismo si no contara con el amuleto de un artefacto que ha cambiado nuestras vidas en poquísimo tiempo y, desde luego, no siempre para mejor, aunque en origen debería ser de ayuda y servicio si se usara en su justa medida.

El aburrimiento tiene rostro de ternura

Si a ello añadimos la fiebre de que nuestros menores y jóvenes no puedan tener un segundo libre vamos completando la evitación del abismo: actividades extraescolares por un tubo: inglés, guitarra, tenis, pádel, piano, baile, esquí, excursiones… Los fines de semana competiciones deportivas. ¿Qué estamos tratando de evitar? ¿Mirarnos por dentro? ¿Qué tememos encontrarnos? Somos el resultado de nuestros pensamientos, sentimientos y actos, bueno será que dediquemos un poco de tiempo a rumiarlos, revisarlos, establecer metas, diseñar el cumplimiento de sueños, aprender de los errores, revisar el avance por el camino vital y, sobre todo, aceptarnos sin autoengaño.

En buena parte el aumento de las adicciones, tanto a sustancias envenenadoras como a hábitos malsanos, proviene de esa incapacidad de atrevernos a convivir con nosotros mismos. Seamos capaces de querernos. Los momentos de aburrimiento son la gran oportunidad para dialogar con nuestra voz interior, descubrirnos, perdonarnos, animarnos, convencernos, tratar de superarnos y caminar hacia los sueños. Un poco de aburrimiento es bueno y necesario.