Las adicciones aumentan en los tiempos difíciles

A finales de 2007 el mundo desarrollado presentó los primeros síntomas de un cambio de ciclo. En el otoño del año siguiente, la quiebra de un gigante financiero, Lehman Brothers, desató el pánico: las economías domésticas, empresariales y públicas entraron en caída libre. Nadie pudo imaginar en aquel momento la profundidad y duración de lo que se avecinaba. En las postrimerías de 2012 seguimos sin saber dónde está el fondo del precipicio y cuál será su anchura.

España tiene en este drama mundial un protagonismo indeseado: es medalla de oro de personas sin empleo. Nuestro sistema productivo anterior al cataclismo, basado en turismo y construcción, hurtó a millones de seres un derecho fundamental: el trabajo, y con él las expectativas de cualquier proyecto de vida mínimamente digno. Los jóvenes, especialmente los menos preparados,  junto a los mayores de 50 años, se han llevado la peor parte.

Una vida sin meta, sin esperanza en el futuro, es un peso difícil de soportar día tras día. Se agotan los recursos materiales y los psicológicos. Se deterioran o se rompen relaciones familiares. Aparece el desánimo, la impotencia, la abulia y el escepticismo; en seguida, la ansiedad, el pánico, la depresión y cuantos síntomas físicos conllevan.

En este estado es muy tentador buscar refugios falsos: alcohol, drogas ilegales, y otras conductas compulsivas que inhiben momentáneamente el sentimiento opresor pero que son una trampa mortal. En cuanto desaparece la engañosa sensación de alivio se requiere una nueva dosis, entrando así en una espiral enloquecida de sufrimiento para sí mismo y para el entorno más próximo: la dependencia.

En Horizonte conocemos bien este proceso: llevamos, desde 1982, ayudando a superarlas y a prevenirlas. Un equipo de 10 profesionales altamente cualificados y más de 100 personas voluntarias, trabajamos con pasión para que los menores de hoy no lleguen a ser víctimas mañana, y para que quienes ya han caído en el pozo oscuro de una adicción encuentren la salida: la hay pero es difícil hallarla, prácticamente imposible si se intenta en solitario.

Mediante el método educativo-terapéutico con mejores resultados a escala internacional, el de Proyecto Hombre, miles de familias durante estos 30 años han vuelto a encontrar una vida digna de ser vivida. Y gracias a nuestra vivienda de apoyo al tratamiento, tutelada 24 horas, no sólo proceden de Marbella y alrededores, sino de toda la Costa del Sol, Campo de Gibraltar, Ceuta y lugares aún más alejados.

No podemos cambiar el rumbo de la historia pero nos sentimos satisfechos de poder evitar sufrimientos futuros y de resolver su atroz problema a las personas concretas que nos solicitan ayuda. Nuestra puerta siempre está abierta. A través de Internet, las 24 horas de los 365 días del año. No dudes en llamar.