Adicciones comportamentales

Las adicciones comportamentales son hábitos capaces de proporcionar placer, alivio o ambas cosas, que mediante la reiteración se transforman produciendo dependencia física y/o psicológica con afectación psíquica, relacional y social.

Como en toda dependencia, en las adicciones comportamentales el sujeto tiene anulada la voluntad y la capacidad de controlar el comportamiento adictivo pese a las consecuencias perjudiciales del mismo. La persona afectada dedica toda su vida hacia la consecución del comportamiento adictivo con serio descuido e incluso abandono de las demás facetas importantes de su vida: pareja/ hijos/padres, familia, trabajo, amistades, etc., lo que aboca al empobrecimiento cognitivo-afectivo y relacional del sujeto, que vive instalado en un estado de permanente necesidad que solo se satisface recurriendo al comportamiento adictivo que ocupa lugar prioritario, por encima incluso de sus necesidades vitales.

El ciclo pernicioso consiste en un malestar afectivo emocional que evoluciona in crescendo hasta ser acuciante (el denominado craving o ansia) que solo se calma recurriendo a una conducta compulsiva que logre el comportamiento adictivo y el subsiguiente alivio de la insatisfacción. El acto adictivo no solo calma el ansia, sino que puede provocar un placer cada vez más fugaz y efímero que desaparece -se extingue- con el tiempo hasta que el adicto no busca el consumo para obtener placer, sino para aliviar su inmenso malestar.

A lo anterior cabe añadir las consecuencias inmediatas y negativas de la conducta, depresión, sentimientos de fracaso, culpa, soledad y baja autoestima.

Síntomas de la adicción comportamental:

  • Intenso deseo, ansia o necesidad imparable de concretar la actividad placentera.
  • Pérdida progresiva del control sobre la misma, hasta llegar al descontrol.
  • Descuido de las actividades habituales previas, tanto las familiares, como las académicas, laborales o de tiempo libre.
  • Estas consecuencias negativas suelen ser advertidas por personas allegadas que se lo comunican al adicto, quien, a pesar de ello, no detiene la actividad y se pone a la defensiva, negando el problema que padece.
  • Progresiva focalización de las relaciones, actividades e intereses en torno a la adicción, con descuido o abandono de los intereses y relaciones previos, ajenos a la conducta adictiva.
  • Irritabilidad y malestar ante la imposibilidad de concretar el patrón o secuencia adictiva (abstinencia) e imposibilidad de dejar de hacerlo, pasado un corto período.

Clasificación de las adicciones sin sustancia, no químicas, comportamentales o conductuales:

  1. Juego o ludopatía.
  2. Móvil o smartphones.
  3. Videojuegos.
  4. Comida.
  5. Redes sociales e internet.
  6. Sexo/ pornografía.
  7. Compras.
  8. Dependencia afectiva o emocional.
  9. Otros: ejercicio, trabajo, etc.

Similitud entre adicciones a sustancias y adicciones comportamentales:

  • Etiopatogenia. El proceso de convertirse en adicto es similar en ambas adicciones. Empieza por la obtención de una recompensa placentera que obra de catalizador para el mantenimiento y el refuerzo de búsqueda y sigue con el alivio de un malestar cuando no se consigue consumar el comportamiento adictivo; es decir, para calmar el craving o ansia que obra de reforzador negativo en ambas adicciones.
  • Fenómenos de tolerancia y abstinencia. Cada vez se necesitan más consumos comportamentales o mayor tiempo para conseguir el mismo efecto. Y el síndrome de abstinencia aparece cuando el sujeto, tras un período sin consumir, experimenta un creciente malestar psicofísico que solo se neutraliza recurriendo al consumo.
  • Secuelas sociofamiliares, ruina económica, deterioro relacional, problemas laborales, etc.
  • Circuitos neurológicos implicados. En las adicciones, tanto comportamentales como químicas, se produce un cambio en las contingencias de refuerzo con anhedonia (disminución de la capacidad de experimentar placer) debido a una menor sensibilidad a la dopamina cerebral endógena y una mayor sensibilidad a factores desencadenantes internos y externos. Un mecanismo biológico subyacente de los trastornos inducidos por el impulso puede implicar a la corteza prefrontal, núcleo accumbens, área tegmental ventral, amígdala e hipocampo, las cuales se considera que desempeñan un papel fundamental en las alteraciones conductuales características de los trastornos adictivos.

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Fuente: Guía de adicciones comportamentales. Edición: Departamento de Publicaciones Fundación Instituto Spiral