Encuesta “Estudes”: titulares y realidades (*)

Botellón

Hace unos días el Ministerio de Sanidad presentó, a través de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, los resultados de la encuesta bienal “Estudes” 2014-2015 que viene realizando desde 1994. El titular de su nota de prensa no puede ser más triunfalista: “Disminuye el consumo de todas las drogas en la población entre 14 y 18 años”. ¡Albricias!, podríamos gritar, ya lo hemos conseguido, nuestras campañas han dado sus frutos. Los titulares siempre son peligrosos porque intentan simplificar o parcializar lo que de por sí es complejo. De la información contenida en el estudio a mí también me parecen dignos de titular otros datos: “Uno de cada tres escolares ha consumido alcohol en forma de atracón en los últimos 30 días”. O este: “Dos de cada 10 estudiantes se han emborrachado alguna vez en el último mes”. Y por qué no este otro: “Tres de cada 10 escolares tiene un consumo de riesgo durante los fines de semana”.

Esta última encuesta se ha llevado a cabo en 941 centros públicos y privados de todas las regiones españolas y han participado 37.500 estudiantes de ambos sexos, entre 14 y 18 años, a los que se les ha preguntado sobre 18 sustancias. A mí siempre me gusta ver las curvas de tendencia a largo plazo porque los cambios de una encuesta bienal a otra arrojan a veces resultados poco creíbles: como un pico muy significativo de consumo en el año 2004, imposible de explicar. Pues bien, esa línea de tendencia a largo plazo desde 1994 hasta 2015 es bastante plana en casi todos los factores analizados. Ello nos permite ver la botella medio llena: no aumentan los consumos, o media vacía: no disminuyen a pesar de las campañas y programas de prevención.

Las mujeres casi duplican a los hombres en consumo de hipnosedantes, vendidos con receta o sin ella, y en alcohol, aunque son ellas las que tienen una mayor percepción del riesgo. Esta sustancia, el alcohol, es la percibida en general como menos peligrosa: descorazonador. Desde 2010, la mayoría de los encuestados considera que el tabaco tiene más riesgos que el cannabis, -cuyo consumo ha aumentado-, percepción también preocupante porque no es así: ambos tienen riesgos elevados para la salud pero el cannabis los tiene también como alterador la conducta. El consumo de cocaína se ha mantenido estable al igual que el de otras sustancias ilegales.

Los jóvenes consideran como más eficaces para disminuir los consumos, y por este orden: la educción en las escuelas, el tratamiento voluntario a los consumidores, el control policial y aduanero, y las campañas publicitarias. Un 60% es partidario de legalizar el cannabis y un 40,6% todas las drogas. ¡Ancha es Castilla!

Conociendo, como conocemos, los estragos que las sustancias psicotrópicas produce en quienes las consumen, muy especialmente en los adolescentes cuyo cerebro está en pleno proceso de construcción, no podemos comprender, ni mucho menos compartir, el triunfalismo. La tasa de accidentes en carretera sí ha sido un éxito incuestionable de las políticas destinadas a su casi desaparición, sin embargo respecto al consumo de alcohol y otras drogas ilegales solo podemos hablar de fracaso. Fácil no es porque la oferta es negocio multimillonario para muchos y la demanda se justifica en un sentimiento de desesperanza hacia el futuro y en el deseo de vivir nuevas sensaciones. Lo tenemos crudo pero lo último que debemos hacer en un asunto de tanta gravedad es tirar la toalla. Desde luego, nosotros no la tiramos.

(*) Por Luis-Domingo López, vicepresidente de Horizonte. Emitido hoy por Onda Cero Marbella.