Éxito rotundo del XXV Aniversario de PH Málaga
Durante los días 19 y 20 de noviembre, se celebraron las Jornadas Conmemorativas del XXV Aniversario de Proyecto Hombre en Málaga, en el nuevo Palacio de la Diputación, con la presencia de las primeras autoridades regionales, provinciales y locales a la sesión inaugural, junto al Presidente y Vicepresidente del Patronato de la Fundación Cesma y a su Director, con vibrantes discursos de apoyo a la labor realizada y a los avances conseguidos.
La primera ponencia científica corrió a cargo del ilustre psiquiatra sevillano, doctor Luis Rojas Marcos, responsable de los servicios de salud mental y el área de sanidad en Nueva York. Su última publicación “Superar la adversidad – El poder de la resiliencia” le sirvió de base a su impagable disertación, seguida con enorme interés y alta participación por los más de 400 asistentes al evento. Comenzó con el novedoso enfoque de centrarse no sólo en tratar enfermedades sino en potenciar las cualidades del ser humano para superar la adversidad: el optimismo, la esperanza, la alegría. Justificó la alta tasa de esperanza de vida de la mujer española, la más alta del mundo, por su hábito de hablar mucho; hablar es sano para el corazón y para la mente porque al contar los problemas los vamos entendiendo; conviene que hablemos, aunque sea con el perro, con el gato, con las plantas, con nosotros mismos. Recomendó evitar activamente los pensamientos automáticos, esas frases hechas que repetimos sin ser conscientes de su inutilidad e inconveniencia: “la cosa está mal”, “soy un inútil”, “esto no tiene arreglo”, “cualquier tiempo pasado fue mejor”, etc. El mundo siempre evoluciona positivamente: se ha duplicado la esperanza de vida al nacer, se ha humanizado el trabajo, hay menos marginación, mejor salud, más cultura. Ello nos lleva a ir modificando el enfoque de curar la enfermedad por el de procurar una medicina de la calidad de vida.
El optimismo, que fue muy mal visto por los filósofos clásicos pues lo consideraban de ignorantes ahora se estudia mediante el método científico. La esperanza es uno de los factores clave del optimismo que podemos analizar a través de tres factores: el pasado (procuramos olvidar los recuerdos negativos y evocar los positivos), el presente (analizar ante una dificultad o un problema si me va a durar siempre, si me v a afectar personalmente y si es culpa mía o algo inevitable) y el futuro (cómo vemos nuestro horizonte vital; aquí es donde la esperanza debe ser nuestro aliado, a pesar de las épocas de crisis, las altas tasas de paro, el incremento de las adicciones, los accidentes, etc.). El estrés, término proveniente de la Física y que nos describe las exigencias excesivas del entorno y nuestra respuesta ante ellas, afecta negativamente a las personas si se mantiene en el tiempo y se cronifica. Frente a él, Rojas Marcos, apuesta por la “resiliencia”, otro término del ámbito de la Física aplicado a los materiales, que combina la flexibilidad y la resistencia, es decir, la capacidad de adaptación al entorno, para lo que contamos con el grupo: la familia, los amigos, los compañeros, todas las conexiones afectivas.
Se centró, finalmente, en lo que denominó funciones ejecutivas: la fuerza de voluntad, el establecimiento de prioridades, la capacidad de analizar y tomar decisiones, tomar conciencia de tener el control de las situación dentro de nosotros y no en el exterior, lo que nos ayuda a superar las adversidades, la autoestima, el temor a la muerte que nos ayuda a superarnos, los motivos para vivir, que materializamos en proyectos de vida. En el lado contrario, en el del fracaso ante las adversidades, citó la depresión, distinta a la natural tristeza o angustia transitorias, el pánico, que puede inmovilizarnos ante situaciones de peligro, el aturdimiento, el estancamiento en la tragedia, el sufrimiento o el ánimo de venganza; aprendamos a perdonar y olvidar. Abogó por diversificar nuestros intereses y metas (familia, pareja, amistades, trabajo, vocación, aficiones, ocio) y practicar el sentido del humor pues estos dos factores (diversificación y sentido del humor) nos ayudan a poner en perspectiva crisis pasadas o presentes, mirar con más esperanza el futuro y liberarnos de ansiedad y dolor.
Durante la primera tarde, representantes del poder judicial, de la administración pública en materia de juventud y privación de libertad y del sistema penitenciario debatieron sobre las limitaciones de los centros de reclusión y su ineficacia en el proceso de rehabilitación de la persona y su reinserción socio-laboral, apostando por políticas más individualizadas y tendentes a la recuperación del delincuente en lugar de fomentar el empeoramiento de sus conductas. Expertos de las Universidades de Huelva y de Málaga: Francisco Cruz, Margarita Ortiz-Tallo y Luis Valero, expusieron con riqueza de datos y gráficos la evolución de las personas atendidas por Proyecto Hombre Málaga desde su fundación en 1985 hasta la actualidad, subrayando la eficacia de sus métodos y programas frente al resto de los que ofrecen otras instituciones públicas y privadas, a pesar del alto nivel de abandono que se registra en todos ellos. Más de ocho mil usuarios comenzaron el Programa Base desde sus inicios y casi dos mil han conseguido terminarlo, con una baja tasa de recaídas en los años inmediatos.
El segundo día de las Jornadas, pudimos disfrutar de la vasta experiencia y extraordinaria capacidad de comunicación del profesor jubilado de la Universidad de La Laguna, el joven y vital octogenario Manuel Segura, autor de múltiples publicaciones destinadas a profesores y padres y cuyo libro “Para quien no sabe qué hacer con sus hijos o con sus alumnos – Enseñar a vivir no es tan difícil” va por la 13ª edición. Cariño, paciencia, esfuerzo y constancia componen una mezcla sencilla de buena teoría y buena práctica. Educar es formar personas, no acumular conocimientos como si los seres fueran discos duros. Enseñarles a relacionarse bien para lo que disponemos de lenguajes, de la música, de las artes, puesto que el deseo más profundo del ser humano es relacionarse y el mayor temor la soledad, según el prestigioso y universal psiquiatra austríaco, Eric Fromm; por el miedo a la soledad podemos llegar a buscar relaciones enfermizas como las sado-masoquistas. Del amor, consecuencia sana de las relaciones, podemos establecer tres tipos: el amor de familia, el de pareja y el de amistad, si bien este último conviene que esté presente también en los dos primeros a fin de hacerlos perdurables, gratificantes y respetuosos.
El programa de acción del profesor Segura consiste en tres fases y un epílogo: la primera es enseñar a pensar (y no a embestir como suponía Machado que hacía el 90% de los españoles de su tiempo) para lo cual es importante enseñar a aprender, practicar el pensamiento lateral, es decir, buscar soluciones no lógicas a los problemas, no quedarnos con la primera solución, saber cómo uno es y cómo uno está; se describen ocho inteligencias ubicadas en ocho áreas diferentes del cerebro: la lingüística (para el propio idioma), la abstracta o matemática (para las ciencias y la filosofía), la espacial (para la orientación), la cinética o corporal (para andar, correr, bailar, hacer deporte), la musical, la ecológica (de sintonía con la Naturaleza), la intra-personal (capacidad de conocerse, controlarse y motivarse uno mismo) y la inter-personal (capacidad de ponerse en el lugar del otro, de relacionarse, de actuar con empatía). La segunda fase se refiere a la necesidad de conocer y gestionar las propias emociones y las de los demás, ya que pensar no basta; quienes caen en las drogas y en otras adicciones no suele por falta de información, de conocimiento, sino por problemas afectivos, de autoestima o depresión. La tercera, muy importante, son los valores morales, universales, bien desde un enfoque religioso o puramente ético: justicia, responsabilidad, sinceridad, amistad, compasión, solidaridad; se puede ser muy inteligente y controlar las propias emociones pero ser un sinvergüenza de los que todos conocemos ejemplos tanto individuales como corporativos. Como epílogo a estas tres fases podemos formar en habilidades sociales, pero no antes; esta formación sin lo anterior es puramente conductista, superficial y puede crear monstruos hábiles.
Recordó los tres tipos de pensamiento: alternativo (buscar soluciones distintas, nuevas, y asertivas, huyendo de los extremos de violencia o pasividad; consecuencial (prever y valorar las consecuencias de nuestras palabras y acciones); y de perspectiva (ponerse en el lugar del otro con actitud empática, sin ser necesario darle siempre la razón). Por último, citó el Esquema de Crecimiento Moral de Kolbert compuesto de seis estadios: heteronomía (la ley la establece el otro; es la etapa conductista del castigo o la alabanza); egoísmo mutuo (descubrir las reglas del juego y poner en práctica la vieja ley del talión, te trato como me tratas); expectativas interpersonales (no hago lo que tú me haces sino lo que tú esperas de mí, basado en la búsqueda de alabanza y en cierta debilidad personal); responsabilidad y compromiso (soy responsable de aquello en lo que me he comprometido; con llegar a este estadio ya estamos actuando correctamente); en 5º lugar, todos tienen derechos, y el 6º y último estadio, todos tienen el mismo derecho que yo (hacer al otro lo que yo quiero que me hagan a mí).
Las intervenciones científicas concluyeron con la brillante ponencia del prestigioso investigador y profesor de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, Luis Caballero Martínez, que trató los problemas del alcohol y otras drogas en la adolescencia desde un enfoque biológico evolucionista; con su condensada exposición se completó la perspectiva de las adicciones: si hasta aquí se habían tratado desde los puntos de vista psicológico y de valores, ahora se afronta el condicionante biológico, los cambios en la fisiología del cerebro, las predisposiciones genéticas para el consumo, las consecuencias prácticamente irreversibles del alcohol y otras drogas en las estructuras cerebrales, la necesidad de afrontar los tratamientos con políticas duales que atiendan a los factores psicológicos, de la persona, su autoestima, su capacidad de cambio, su inserción en valores positivos, pero también disponiendo de las terapias farmacológicas que la neurociencia va poniendo a nuestro alcance. Insistió en que si siempre es pernicioso el abuso de las drogas, lo es mucho más en la adolescencia, que acotó entre los 10 y los 19 años, por ser una etapa vital en la que todavía se está desarrollando la persona y determinadas estructuras cerebrales. En esta edad se producen conductas de riesgo en busca de patrones adultos y de novedades; el alcohol y las drogas inhiben la neurogénesis (la producción de neuronas nuevas), alteran el sistema dopaminérgico, dificultan el control de la ingesta o consumo, hay más tendencia a sus efectos produciéndose cambios degenerativos, predisponen al abuso en la edad adulta y disminuyen el tamaño de la corteza cerebral.
Se extendió en la teoría de la evolución propuesta por Darwin y aceptada hoy universalmente, con sus Teorías de la Selección Natural (variación de las especies, herencia y selección de los mejores para defender la supervivencia) y la Teoría de la Selección Sexual (competición intra-sexual y selección inter-sexual). Los trastornos mentales provienen de un conflicto entre la dotación genética y el entorno cultural que, en ocasiones, tienen un valor adaptativo. El doctor Caballero concluyó con una frase lapidaria y dramática: debemos evitar que los adultos abusen del alcohol y se droguen pero la tarea más importante de los seres humanos es evitar por todos los medios que un solo adolescente caiga en el consumo de alcohol o drogas.
Las Jornadas concluyeron con una serie de Comunicaciones y con el entrañable acto de clausura. Hay que felicitar y felicitamos a todas las personas: directivos, profesionales y voluntarios, de la “Fundación Cesma – Proyecto Hombre Málaga” que han trabajado desde hace más de un año para que esta conmemoración de su XXV aniversario haya sido el éxito total del que hemos participado y gozado todos los asistentes. ¡Enhorabuena!