¡Gracias, José Manuel!

Caro amigo:

Fue todo tan sencillo y ha salido todo tan bien que has de permitirme que esta carta de gratitud sea pública. Conocedor de tu pudor sé que no te gustará pero la confianza tiene estas servidumbres.

Cuando en Horizonte comenzamos a planear nuestra campaña de celebración del 30º aniversario, a comienzos de este año, consideré conveniente aportar cierta evolución a la imagen corporativa de la Asociación. No precisaba revolución alguna; es más, hubiera sido un acto irrespetuoso hacia los fundadores y sus seguidores. Los elementos propios de toda Identidad Visual Corporativa forman parte de la Cultura de una entidad y suponen un instrumento fundamental de identificación con ella. Son un valor inmaterial indiscutible. Conviene respetarlos pero también adecuarlos a los cambios en la percepción social.

Sabedor de tu genial capacidad creativa en el diseño gráfico, decidí pedirte, en un claro abuso de confianza basado en nuestra vieja amistad, que te responsabilizaras, en forma altruista, de esta necesaria actualización. Accediste de inmediato, sin titubear un instante, consciente de que trabajarías para una causa que compartías. Te facilité los distintos soportes en los que aparecían nuestros iconos identificadores. En una sola reunión en tu terraza sobre las colinas de Benahavís, te transmití los valores esenciales de Horizonte y cómo soñaba yo que se plasmaran: integridad, transparencia, coherencia… Color azul, como el del cielo y la mar que se unen en el horizonte como un destino continuo y permanente, sobre fondo blanco, el color que no  consiente tachones ni manchas, que no coquetea con ocultaciones o disimulos. Y sencillez, economía de medios, armonía de líneas, claridad de contornos.

Yo solo sé expresarme con palabras; tú eres capaz de hacerlo con un simple trazo. Tú ves mucho más allá de lo que puedan explicar mil palabras y lo plasmas con tu genialidad creativa. Ahí están el ingeniosísimo logo de los 30 años, la suavización de líneas de nuestra veterana paloma que sale de su encierro para volar en libertad, la tipología de las letras: firme, equilibrada y prudente, cualidades que nos requiere la dedicación a personas extremadamente frágiles.

Sé que no nos dejas. No es esta una carta de despedida. Pero hemos culminado todo un proceso de trabajo costoso y exigente que has debido, sin preverlo ni quererlo, conciliar con situaciones sobrevenidas y difíciles en el ámbito familiar. Han sido meses de apreturas de tiempo y de urgencias. Todo ello nos ha servido también para descubrir, tras tantos años conociéndonos, nuestro común sentido del humor. Me has obligado a imaginar fantasías y personajes que te hicieran más soportable mis apremiadas e inoportunas reclamaciones de trabajos pendientes. Has sido Don Quijote y yo Sancho, convirtiendo a Beatriz en tu señora Dulcinea, has sido comandante de vuelo y yo tripulación de cabina… ¡nos hemos reído tanto! A Beatriz debo pedir excusas: le he arañado tiempo y dedicación de esposo en momentos nada fáciles. Pero ella es tan generosa como tú.

Quisiera recomendar tu genialidad a cuantos requieran crear o actualizar su identidad visual corporativa. Y me gustaría poder llamarte en los próximos meses sólo para pasear junto al mar azul, subir a algún cerro cercano, o compartir un plato de pescaíto en este pueblo que con tanta gentiliza nos ha adoptado a ambos. Gracias, José Manuel Fernández Nevado. Gracias Beatriz. La creciente visibilidad de Horizonte en la ciudad os hará sentir parte fundamental de esta aventura que es sueño permanente: sentirnos útiles y felices al comprobar que quienes lo necesitan nos permiten ayudarles. Gracias.

Un fuerte abrazo de tu amigo Luis-Domingo.