Horizonte con Maite
Fue un mensaje escueto de la Presidenta: “Ha fallecido Andrés, el marido de Maite”. Tuve que leerlo dos, tres, cuatro veces. ¿Andrés, el marido de Maite? ¡Pero si hace unos días buscando mesa libre para cenar en las terrazas de la calle Antonio Belón vi a Maite con tres amigas en una de ellas! ¿Y Andrés?, le pregunté. “Ahí enfrente lo tienes, cenando solito; hoy me tocaba cenar con las amigas y como no le apetecía quedarse en casa ha bajado ahí que le dan muy buen pescado”. Efectivamente, allí estaba Andrés con sus gafas caídas relamiéndose mientras consultaba la carta. ¡Andrés! Que tuvo la imprudencia de invitarme a dar una charla nada menos que en el Casino de Marbella, cuyo auditorio sabe mucho más que yo de cuanto pudiera hablarles, y me presentó atiborrándome a elogios inmerecidos. ¡Andrés! Que hizo la primera compra en La Esquina Solidaria el 20 de febrero mientras aún brindábamos por la inauguración del local: cinco camisetas de Horizonte. ¿Para tus nietos?, le pregunté. “¿Para mis nietos? Para mí; son de un algodón estupendo muy confortable para andar por casa”. ¡Andrés, genio y figura! Hasta que un aneurisma se coló sin llamar en su aorta privándole de largos sufrimientos. Todos queremos un trance rápido.
¿Y Maite? Maite no sabía ayer si lo que vivía era pesadilla o realidad, si aún soñaba o ya había despertado “¡Qué bien te sienta el negro!”, le dije después de un largo y apretado abrazo; y sin que la garganta me diera otra opción siguió soltando por su cuenta: “y el blanco, y el verde, y el rojo y el azul”. ¡Qué fácil es vestir la elegancia cuando es de dentro afuera! Había más incomprensión ante la fatalidad en los ojos cristalinos de tu prole que en los tuyos, cara Maite. Lógico: ¿Quién más que tú podía anticipar en silencio que ese renqueo en el corazón de Andrés acabaría por detenerlo bruscamente en cualquier momento? Maite, querida, admirada: ayer cuando caminabas silente por ese corto trecho de asfalto entre el tanatorio y el cementerio de San Bernabé, -esa isla de cipreses y trinos en el centro de Marbella-, detrás del coche fúnebre escondido por coronas, yo intentaba llevar tu mismo paso, firme y temeroso a la vez, imaginando cuán diferentes te serían esta tarde los ruidos y los colores de ese espacio tan cotidiano. Porque cuando un trallazo nos golpea, todo lo que nos rodea se vuelve extraño de pronto.
Tú y unas pocas personas como tú explican que Horizonte haya podido cumplir 32 años haciendo el bien. Gracias Maite. Estamos contigo, somos tus amigos.
LD
coque
5 septiembre 2013 @ 16:17
Mis más sinceras condolencias para Maite, familiares y amigos.
Salvador
5 septiembre 2013 @ 17:05
No recuerdo a Andrés pero si a Mayte
Lo siento de veras
Te acompaño en tu sentimiento
Pido a Dios que lo acoja en su seno y a ti te de fuerzas para seguir adelante
Un beso
Jose
5 septiembre 2013 @ 19:53
Me gustaría , querida Mayte, que ese abrazo y esos besos que te dí ayer en la puerta del tanatorio te ayuden a pasar este fatídico momento Estoy contigo, a tu lado y dispuesto a darte muchos mas.
Andrés, descansa en paz.
manuel avila avila
6 septiembre 2013 @ 9:18
lo recuerdo como una persona muy seguro de sus ideas, y no se paraba a decirle a nadie lo que fuera si el no estaba de acuerdo con lo que pasaba, o con lo que se decía, por lo que no crecían demasiado sus amigos, pero los que le conocíamos sabíamos que no era su intención molestar a nadie, simplemente era expresar sus ideas y sus convicciones sin pararse en mas.
Amigo Andres descansa en paz.