Puentes y redes (*)

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Tender puentes y tejer redes fue el lema fuerza de la mesa redonda sobre adicciones que se celebró el sábado pasado en el palacio de congresos de Marbella. Organizaba la Plataforma del Voluntariado y participaban las cinco asociaciones locales que luchan contra las adicciones: alcohol, otras drogas o conductas adictivas. Además de los ponentes de cada entidad intervinieron dos doctores en medicina de absoluta pertinencia al caso: un especialista en aparato digestivo del Costa del Sol y una experta en adicciones y en medicina familiar y comunitaria. Quien les habla tuvo el honor de moderar la mesa y el largo y apasionado coloquio de la segunda parte de la jornada.

Algunos asuntos quedaron meridianamente claros: las adicciones son una enfermedad y como tal deben ser tratadas; da igual que nos encontremos ante un padre de familia alcohólico, ante un joven cocainómano que delinque para proveerse de su dosis, ante una ama de casa que se atiborra cada noche con una dosis creciente de pastillas para dormir o ante una pareja que vive para el bingo, las apuestas on-line o los videojuegos. No sólo todos ellos son enfermos sino que sus consumos o comportamientos compulsivos responden a la necesidad de llenar un vacío que les angustia y duele por lo que de nada vale interrumpir o disminuir el consumo o el hábito si no se trata eficazmente la causa.

Lo que los puentes y las redes tienen que ver con todo esto no es sino la evidencia irrefutable de que necesitamos trabajar en equipo. No podemos seguir esperando que cada uno desde su orilla intente limpiar el río desdeñando a quien al otro lado hace lo mismo sin darse cuenta de que solo construyendo puentes y trabajando desde arriba, desde el centro del cauce, se podrá conseguir lo pretendido. Resultaba escalofriante escuchar al especialista en aparato digestivo hablar con total familiaridad de trasplantes de hígado motivados por una cirrosis alcohólica y reconocer a renglón seguido que no tiene ni idea de cómo convencer al trasplantado para que no vuelva a beber; es más, de no contar con recurso alguno para ello.

Igualmente chocante resultaba oír a la médico de familia, bien conocedora del infierno de las adicciones, quejarse de que el sistema informatizado de la seguridad social no le permite recetar el fármaco que ella, como profesional, reconoce más eficaz para determinados diagnósticos porque sólo puede disponer de los que el todopoderoso sistema le permite, por supuesto en función del precio y no de la idoneidad. Resulta estremecedor saber que en nuestra área sanitaria los problemas de salud mental urgentes o que requieren hospitalización deben trasladarse a Málaga porque aquí ni hay urgencias especializadas ni camas para ingreso. Hoy sabemos que enfermedad mental y adicciones son compañeros muy bien avenidos. De hecho hemos sido capaces de nominarlo: patología dual, pero apenas disponemos de medios para afrontarla de forma integral como requiere.

Por tanto, nos urge trabajar en red. En una red en la que cada nodo sea parte del todo y no un elemento aislado. Podemos afrontar con calidad médica, psicológica y asistencial el dramático problema de las adicciones, sus causas y sus consecuencias pero hasta ahora no hemos conseguido tejer la red que lo haga efectivo de verdad. No es fácil pero es una guerra que no podemos dar por perdida. Nos va en ella la vida y la felicidad.

(*) Por Luis-Domingo López. Se emite hoy por Onda Cero Marbella.

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