Rica experiencia: el incendio de agosto visto por nuestros menores

Era un momento largamente esperado por nuestros menores de los Centros de Integración Socioeducativa, por sus educadoras y por las personas voluntarias que participan en el programa: visitar uno de los parajes más castigados por el incendio del pasado 30 de agosto y escuchar las explicaciones sobre causas y consecuencias de este desastre y las actuaciones recomendables a partir de la catástrofe.

De la parte didáctica se encargó una de las personas que más sabe en nuestra ciudad sobre medioambiente: Alejandro Oriol, el responsable de Arborétum, no en vano lleva años a plena dedicación en esa área y es bien conocido y respetado en Marbella.

El grupo, formado por 40 personas, con nuestra Presidenta a la cabeza, llegó a la finca “La Atalaya”, al norte de la urbanización El Rosario,  sobre las cinco de la tarde. El autobús los acercó hasta donde fue posible pero lo más interesante se hizo a pie. El contraste de los árboles y arbustos carbonizados con la vista inabarcable de la franja verdiazul de la costa resultaba sobrecogedor. Las interrupciones a las ilustradas explicaciones de Alejandro fueron buen exponente del interés y la expectación despertados por ver de cerca parte de los efectos del devastador incendio que nos será difícil olvidar en muchos años.

Era curioso imaginar lo que pasaba por la mente de cada uno de los menores viendo la perplejidad de sus miradas. Todavía hay zonas que despiden olor a humo y que a quienes vivimos trágicamente aquella noche nos eriza el vello. Pequeño alto en el camino para reponer fuerzas: hora de merendar.

Cuánto tiempo necesita el campo para recuperarse, cuánto tardó el fuego en arrasarlo todo, en qué se convierte un árbol quemado: en carbón, cómo vuelve a recuperarse el palmito, qué es el diente de león y qué ocurre cuando hay un incendio, qué son los piñones y cómo la resina con el calor del fuego hace que la piña explote, cómo el agua arrastra y se lleva todo lo que se ha quemado y va limpiado el monte… Muchas preguntas y detalladas explicaciones. 20 años aproximadamente harán falta para la recuperación total de la flora. Muy interesante fue conocer la virtud de ciertas especies autóctonas, los nutrientes, cómo se comportan los alcornoques, qué árboles son ignífugos, cómo se obtiene el corcho.

Hay trabajo para rato, no sólo en nuestros montes, también en los cuadernos de trabajo: explicar las informaciones e impresiones será una oportunidad para revivirlas de nuevo.  Objetivos cumplidos: poner  a los menores en contacto directo con la realidad sobre lo ocurrido, dar la oportunidad de vivir un taller en pleno entorno natural, disfrutar de una tarde soleada de otoño al aire libre, recibir explicaciones detalladas, tener la oportunidad de hacer todas las preguntas y, sobre todo, concienciar a los futuros adultos de la importancia de lo ocurrido y cómo evitarlo.