LA ESENCIA DEL VOLUNTARIADO
Le decía San Vicente de Paul a una de las monjas de la compañía fundada por él, las Hijas de la Caridad: “Juana, sólo por tu amor, por tu amor únicamente, te perdonarán los pobres el pan que tú les das”.
La primera vez que lo oí me indigné, probablemente como tú ahora: Pero, ¡cómo es posible que tengan que perdonar los pobres a quien les da el alimento! De entonces a hoy, tras profundizar en la esencia del voluntariado, no solo entiendo, sino que comparto y defiendo el mensaje paulino. Y no como un sentimiento religioso, sino como una cuestión de justicia social y dignidad humana.
Poder ayudar y servir a los demás, poder dar y darnos; -en lenguaje de hoy: poder hacer voluntariado-; es todo un privilegio. Querer y decidir hacerlo es la culminación triunfante en el camino del crecimiento personal. Privilegio por poder, y realización suprema por llevarlo a la práctica.
A los seres humanos nos nacen, no nacemos. Nos nacen sin nuestro permiso ni opinión. No elegimos el de y entre quién: madre, padre, vecindad; no elegimos el dónde: casa, país, continente; no elegimos el cuándo: en tiempo de guerra o de paz, de epidemias, de hambrunas; no elegimos el cómo: cesárea, parto natural, de cabeza o de nalgas… Y sin embargo todo ello nos va construyendo a cada cual diferente al resto. Y de esas circunstancias no elegidas dependerá que el hoy nacido sea mañana la monja que reparta el pan o uno de los pobres que tenga que perdonarla por ello.
Mirémonos hacia dentro sin prejuicios. ¿Todo el mérito de estar donde estamos y vivir como vivimos es producto de nuestro esfuerzo? Haber nacido de quién, dónde, cuándo y cómo, ¿no ha determinado, en gran parte, lo que hoy somos y tenemos? Por eso, seas creyente, escéptico, agnóstico o ateo, la decisión de dar y darte a los demás representa la mejor aplicación posible del privilegio recibido.
El voluntariado es, sobre todo, Amor. Y hay tantas formas de ejercerlo como talentos, habilidades o dones posee cada persona. Puedes ayudar a una vecina impedida o a un familiar enfermo; puedes participar en alguno de los programas de voluntariado ofrecidos por las ONG. Aquel es informal y no regulado. Este está recogido en la ley y, como tal, constituye todo un conjunto de derechos y obligaciones. No son excluyentes, se pueden complementar.
El 5 de diciembre de cada año se celebra en todo el mundo el Dia Internacional del Voluntariado. Tengo aversión a que para luchar contra las injusticias y los peligros o para defender investigaciones y buenas causas haya que esperar a un día concreto, pero ya que parece ser así, aprovechemos este día para decidir ascender hasta ese peldaño superior en la escalera de nuestra realización personal. Y termino con mi frase favorita: hacer voluntariado embellece, por fuera y por dentro.