Vértigo (*)

contamina

(*) Por Luis-Domingo López, enitido hoy 4-6-14, por Onda Cero Marbella.

En poco más de una semana varios acontecimientos que repercutirán en nuestras vidas se han precipitado: Ha sido abolido el bipartidismo en España y otros países europeos. Han surgido como hongos nuevos grupos políticos de ideología extrema y no integradora, tanto por la izquierda como por la derecha, en España y fuera de ella. Uno de los dos partidos que se ha alternado en el gobierno de nuestro país desde la restauración de la democracia ha sucumbido a un revolcón interno del que aún ignoramos el desenlace, como consecuencia del cual incluso la recién estrenada presidenta de nuestra región podría dejar de serlo. Tras 39 años de estabilidad en la jefatura del estado, el titular abdica en su hijo cuando menos se esperaba. Las calles de España se tiñen de banderas del pasado que gritan revolución. Los violentos fuerzan a rendirse al alcalde de Barcelona democráticamente elegido. En las dos regiones más proclives a su independencia han ganado las opciones separatistas en las elecciones europeas. La guerra fría, casi olvidada, entre Occidente y el viejo poder soviético empieza a recalentarse en el escenario ucranio. Miles de seres con hambre traspasan vallas fronterizas que separan esperanza de pobreza…

Frente a este torbellino de sobresaltos recentísimos hay un foco de profunda preocupación, mucho más grave pero menos advertida por la población general que parece imparable y fatal: la brutal contaminación de los mares, no sólo de los costeros sino de los océanos lejanos y la evidencia de celeridad en la alteración del clima. El plástico y otros derivados del petróleo supusieron una indudable aportación a la simplificación y versatilidad de nuestras vidas pero, al igual que todo lo que no se gestiona y controla adecuadamente, se está convirtiendo en una gran amenaza para esa misma vida.

Claro que tampoco vamos a gafar lo que ya enseña la patita: el veranito, los espetos, la cerveza o sangría fresca, los paseos por la playa, y sobre todo, ¡las ferias!; para ir haciendo boca llegan a pares: el Rocío y San Bernabé. No venga usted a chafarnos la alegría, que este año dispondremos de carreta y de caseta aunque no nos quede una peseta. Venga hombre. ¡Quillo, sirve otros rebujitos!

Pues sea, que no nos rompan la fiesta que no nos agüen la feria. Pero, por favor: médicos, enfermeras, policías, sanitarios, bomberos, voluntarios: no decaed, ni la abdicación del Rey ni las coplas del Rocío os van a regalar tregua: seguid atendiendo urgencias, enfermos, cirugías, soledades, excesos, peleas, comas y camas, fuegos y fogatas, hambre y marginación, sufrimientos y pesares… ¡y que salga el sol por Antequera!