Cuando me hablaron de pedir ayuda…

La vivencia de una usuaria del Programa Concilia de la Asociación Horizonte

Cuando me hablaron de pedir ayuda a “ Horizonte Proyecto Hombre”, no pensaba que podría cambiar mi vida como ha ocurrido.

La mayoría de la gente piensa que solo es para adicciones, pero no sabemos, que hoy día, en la sociedad que vivimos, adicción puede ser muchas cosas, no solo las sustancias. Podemos tener adicción a cualquier cosa de todo lo que nos rodea cada día.

“… cuando te llega un problema,
nunca puedes imaginar que podría pasarte a ti..”

Yo fui un poco perdida a pedir consejo, más que a pedir ayuda, porque no sabía en que y como podían ellos ayudarme.

Iba como en la margarita que nos dio Diego, con ira, impotencia terror, asombro, pesar, por lo que sentía todo lo negativo que todas esas cosas incluyen, y además al sentirme así, evidentemente era una persona toxica, estaba abatida y desesperada.

“No se te ocurre pensar que,
si no puedes con ese problema […]
sí que puedes aprender a afrontarlo”

He sido siempre una persona independiente y orgullosa de mí misma, pensando que tenía mi vida en orden, pero cuando te llega un problema, nunca puedes imaginar que podría pasarte a ti, por más que luches y muevas cielo y tierra para poder resolverlo, entonces, te vas hundiendo, todo se vuelve negro, sientes impotencia, parece que el mundo te traga. Todo el mundo te apoya, te aconseja y se ofrecen para ayudar, pero el problema lo sigues teniendo. No se te ocurre pensar que, si no puedes con ese problema, porque te viene muy grande, sí que puedes aprender a afrontarlo, a controlar tus impulsos, tus emociones.

“….Me han enseñado a gestionar mis emociones y controlar mis impulsos, mis penas y alegrías, a seguir queriéndome y creyendo en mí….”

He compartido el Programa Concilia durante un año, con un profesional y compañeros que me han ayudado muchísimo.

Mi entrada en el programa fue un poco pensando que yo no tenía problema, yo si tenía un problema en casa, pero no era yo, era mi hijo, nada más lejos de la verdad, yo misma tenía un problema, porque yo también lo era, por no saber controlar la situación, mi vida, mis sentimiento, mis ataques de ansiedad, reproches y gritos que no hacían ningún bien en el entorno.

Me han enseñado a gestionar mis emociones y controlar mis impulsos, mis penas y alegrías, a seguir queriéndome y creyendo en mí y sobre todo a aceptar el problema y que no me afecte de la manera que me afectaba.

Ahora después de un año, he aprendido que cada persona es dueña de su propia vida y decisiones y que yo no puedo cambiar nada, puedo ayudar si me lo piden, pero nada más. Las personas tienen que vivir su propia vida, sin miedos, con la aceptación de uno mismo, con confianza, y sobre todo alejándose de las personas y situaciones toxicas.

P. S. C. / Marbella, 16 de marzo 2019